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Si estás leyendo esto, es muy probable que el trabajo remoto o híbrido ya sea parte de tu vida, o al menos de la de alguien que conocés. Lo cierto es que la pandemia del COVID-19 aceleró a fondo una transformación que ya venía asomando en el horizonte laboral. De repente, nuestras casas se convirtieron en oficinas improvisadas, y las reuniones por videollamada pasaron a ser el pan de cada día.

Sabemos que este tema, de una manera u otra, nos toca de cerca a todos y genera varias preguntas. Por eso, aquí exploraremos el panorama actual, detallaremos qué dice la ley uruguaya al respecto y miraremos hacia dónde va esta movida que, como bien señalaron en El Observador investigadores de la Universidad de la República (Udelar), parece que «llegó para quedarse» y representa un verdadero «quiebre histórico» en nuestra forma de trabajar.

El Panorama del Trabajo Remoto en Uruguay

Para entender bien de qué hablamos cuando mencionamos el trabajo remoto en Uruguay, es fundamental conocer tanto las cifras que muestran su crecimiento como el marco legal que lo regula. Estos dos aspectos, en conjunto, nos darán una foto bastante clara de la situación actual.

Los Números del Teletrabajo en Uruguay

Pongámosle números a esta realidad para ver la dimensión que ha tomado el trabajo remoto y, sobre todo, el híbrido (es decir, la combinación de trabajo remoto y presencial). La consultora Advice publicó un informe del sitio America Malls & Retail que indica que la tasa de adopción de la modalidad híbrida en Uruguay crece. Y esto no es solo una percepción o una moda pasajera. El primer trimestre de 2025 mostró la mayor demanda laboral registrada desde 2022, con más de 21.000 oportunidades de trabajo, y una gran porción de estas ofertas incluía algún tipo de flexibilidad. Esto indica que las empresas están respondiendo a esta nueva realidad y buscando activamente perfiles que se adapten a, o prefieran, estos modelos.

Si miramos un poco más atrás, un informe de Funds Society indicaba que, ya en enero de 2022, el porcentaje de ofertas de empleo que incluían la posibilidad de trabajo remoto había aumentado al 22%, comparado con un 12% en enero de 2021. Y un dato interesante es que el sector tecnológico picó en punta, representando el 53% de esas ofertas remotas. Esto es bastante lógico, ya que es un sector que por su naturaleza se adapta muy bien a esta forma de trabajo.

Según ese mismo artículo, un estudio de la firma de ciberseguridad NordLayer posicionó a Uruguay como el país número uno en América Latina para el teletrabajo y en el puesto 43 a nivel mundial. Este reconocimiento no es poca cosa y nos da una pauta de que Uruguay cuenta con ciertas condiciones –infraestructura, talento, y un marco legal– que lo hace atractivo para esta modalidad.

Si bien el teletrabajo 100% remoto tiene su lugar, los hechos sugieren que la mayoría de las empresas y los trabajadores en Uruguay no están buscando un extremo u otro, sino un punto medio. Las empresas que logren ofrecer este equilibrio, como veremos más adelante, probablemente tengan una ventaja competitiva a la hora de atraer y retener talento.

El Marco Legal del Trabajo Remoto en Uruguay

Ahora bien, para que toda esta movida del teletrabajo funcione de manera ordenada y protegiendo los derechos de todos, Uruguay cuenta con un marco legal específico. Se trata de la Ley N° 19.978, que se publicó el 30 de agosto de 2021, y su Decreto Reglamentario N° 86/2022, del 23 de marzo de 2022. No te preocupes, no vamos a aburrirte con lenguaje técnico, ¡la idea es que entiendas lo fundamental! Por eso, vamos a abordar este tema en términos simples.

¿Qué entiende la ley por teletrabajo? Básicamente, el trabajo remoto en Uruguay equivale a realizar nuestro trabajo, ya sea de forma total o parcial (lo que se conoce como  régimen híbrido), fuera del espacio físico que nos da el empleador, usando principalmente las tecnologías de la información y comunicación (las famosas TICs). Si se trata de un esquema mixto, donde algunos días se va a la oficina y otros se trabajamos desde otro lado, es clave que esto se acuerde entre el empleado y el empleador.

Existe un punto clave: el teletrabajo no se impone. Tiene que haber un consentimiento voluntario del trabajador, y todo debe quedar documentado por escrito. Esto vale tanto para empezar a teletrabajar como para cambiar de modalidad (de presencial a remoto, o al revés). Ese acuerdo escrito es fundamental y tiene que detallar varias cosas: el lugar o lugares desde donde se va a trabajar (puede ser más de uno), cómo se organiza la combinación si es un régimen híbrido, si hay horarios o rangos horarios específicos, los tiempos de descanso, cómo se van a proveer las herramientas tecnológicas necesarias, y quién se hace cargo de los costos.

Quienes optan por el trabajo remoto en Uruguay tienen (o, idealmente, deberían tener) los mismos derechos y acceso a las mismas condiciones laborales que los trabajadores que cumplen funciones de forma presencial. Esto incluye salario, categoría, formación, oportunidades de desarrollo y, por supuesto, la no discriminación por trabajar a distancia. Y existe otro derecho clave: la desconexión digital. Los teletrabajadores tienen derecho a un descanso mínimo de 8 horas continuas entre una jornada y la siguiente. Durante ese tiempo, y también durante sus descansos semanales y licencias, tienen derecho a no ser contactados por el empleador y a no responder órdenes o requerimientos.

Por último, si la relación laboral comenzó de forma presencial y luego se acordó pasar al teletrabajo, tanto el empleado como el empleador tienen el derecho de proponer volver a la modalidad presencial dentro de los primeros 90 días corridos desde que se inició el teletrabajo. Para esto, hay que comunicar la decisión a la otra parte con una antelación no menor a 7 días corridos, y por escrito.

Ventajas del Trabajo Remoto en Uruguay para los Trabajadores

Trabajar desde casa, un coworking, un bar o cualquier lugar que no sea la oficina tradicional tiene su encanto, sin duda. Más allá del imaginario popular de trabajar en pijama (que algunos seguro aprovechan), el trabajo remoto en Uruguay (y en cualquier lugar del mundo, en general), ofrece varios beneficios:

  • Flexibilidad horaria: poder organizar nuestros tiempos, arrancar un poco antes para terminar más temprano, o hacer una pausa para realizar un trámite (o simplemente tomar un café en paz), es algo que el trabajo remoto nos facilita. Esa sensación de tener un poco más de control sobre nuestra agenda no tiene precio. 
  • Ahorro para el bolsillo (y para el planeta): no tener que viajar todos los días a la oficina significa un ahorro importante en transporte, ya sea en nafta, boletos o el desgaste del auto. También se gasta menos en almuerzos afuera, cafés al paso o incluso en ropa «de oficina». Y como un bonus, ¡contribuimos a reducir un poquito el impacto ambiental!
  • Mayor independencia y autonomía: al trabajar remoto tenemos más libertad para manejar nuestras tareas, organizar nuestro espacio de trabajo como más nos guste y tomar decisiones sobre cómo encarar el día. Esta autonomía, bien llevada, puede ser muy motivadora.
  • Mayor productividad (quizá): aunque depende mucho de cada persona, del tipo de trabajo y de las condiciones en casa, algunos estudios sugieren que el teletrabajo puede impactar positivamente en la productividad. 

Desafíos del Trabajo Remoto en Uruguay para los Trabajadores

Así como tiene sus cosas buenas, el teletrabajo también nos plantea algunos desafíos importantes que no podemos ignorar:

  • El fantasma del aislamiento: extrañar las charlas de pasillo, el cafecito con los compañeros o simplemente el contacto humano del día a día es una realidad para muchos. El trabajo remoto puede llevar a sentimientos de soledad o desconexión si no buscamos activamente mantener los vínculos sociales.
  • Distracciones “al ataque”: en casa, las interrupciones pueden ser moneda corriente: los hijos que demandan atención, las tareas domésticas que nos llaman, el perro que quiere salir, el delivery que llega… Mantener la concentración puede ser todo un arte.
  • La misión (casi) imposible: desconectar de verdad: este es, quizás, uno de los mayores «peros». Si nuestra oficina está en el living o en el dormitorio, ¿cuándo termina realmente la jornada laboral? La línea entre el trabajo y la vida personal se puede volver muy borrosa.
  • Conciliación vida laboral-familiar: aunque a priori el teletrabajo parece ideal para conciliar, en la práctica puede ser complicado. Las fronteras entre el rol laboral y el familiar se desdibujan, y esto puede generar estrés, especialmente para quienes tienen niños pequeños o personas a cargo.
  • La sensación de estar «siempre disponible»: ligado al punto anterior, la tecnología que nos permite trabajar desde cualquier lado también puede generar la expectativa (propia o ajena) de que tenemos que estar conectados y respondiendo constantemente, incluso fuera de nuestro horario. Esto puede llevar a una mayor carga de trabajo, sea percibida o real.
  • Condiciones no siempre ideales: No todos contamos con un espacio de trabajo ergonómico, tranquilo y con una conexión a internet estable y veloz. Adaptar un rincón del hogar puede implicar gastos o incomodidades.

Beneficios del Trabajo Remoto en Uruguay para las Empresas

Para muchas empresas uruguayas, el teletrabajo y los modelos híbridos han traído consigo varias ventajas interesantes:

  • Reducción de costos fijos: este es uno de los atractivos más evidentes. Menos gente en la oficina puede significar un ahorro en alquiler de espacios más grandes, en servicios como luz, agua, internet, y en gastos de mantenimiento general.
  • Menos ausentismo laboral: al evitar los traslados diarios, se reducen las faltas por problemas de transporte, enfermedades leves que no impiden trabajar desde casa, o incluso algunos accidentes in itinere.
  • Acceso a un universo de talento más amplio: el teletrabajo permite a las empresas uruguayas buscar y contratar talento en cualquier rincón del país, e incluso del mundo. Esto amplía muchísimo las posibilidades de encontrar a la persona justa para cada puesto.
  • Productividad igual o mayor de los empleados (en promedio): existe un temor común de que la gente en casa trabaja menos, pero los datos en Uruguay sugieren otra cosa. Un relevamiento de la consultora Mercer, citado en el mencionado artículo de Funds Society sobre teletrabajo en Uruguay, demostró que el 54,1% de las empresas encuestadas no percibió un impacto negativo en la productividad de sus empleados remotos. Es más, ¡un 16% consideró que la productividad incluso había aumentado!
  • Impulso a la modernización tecnológica: la necesidad de facilitar el trabajo remoto empuja a las empresas a invertir y adoptar mejores tecnologías, herramientas de comunicación y colaboración, y a digitalizar procesos. Esto, a la larga, las hace más eficientes y competitivas.

Desafíos del Trabajo Remoto en Uruguay para las Empresas

Claro que no todo es tan sencillo. Implementar y gestionar el teletrabajo también plantea desafíos importantes para las organizaciones:

  • Mantener viva la cultura empresarial y el espíritu de equipo: ¿cómo se transmite la «mística» de la empresa, los valores, y cómo se fomenta la cohesión del equipo cuando no hay un espacio físico compartido todos los días? El menor contacto físico y las interacciones informales que se pierden son un reto real.
  • La seguridad de la información, un tema crítico: con cada empleado conectado desde su red doméstica, proteger los datos sensibles de la empresa y de los clientes se vuelve más complejo y requiere inversiones en ciberseguridad y protocolos claros.
  • Inversión en equipamiento y soporte técnico: si la empresa decide proveer los equipos (como establece la ley si no hay acuerdo), esto implica costos de adquisición, mantenimiento y soporte técnico a distancia, lo que puede ser un desafío logístico y financiero, especialmente para las pymes.
  • El temor a la pérdida de confidencialidad y lealtad: algunas empresas pueden sentir que, con la distancia, el vínculo con el empleado se debilita, lo que podría llevar a una menor lealtad o a un mayor riesgo de fuga de información confidencial.
  • Un nuevo estilo de liderazgo y supervisión: gestionar equipos remotos requiere un cambio de mentalidad en los líderes. Hay que pasar del control horario y la supervisión directa a un liderazgo basado en la confianza, la comunicación clara y la gestión por objetivos y resultados. No todos los jefes o gerentes están preparados para este cambio o tienen las habilidades necesarias.
  • Comunicación, comunicación y más comunicación: para que los equipos remotos funcionen bien, la comunicación tiene que ser fluida, constante y efectiva. Hay que usar las herramientas adecuadas y establecer rutinas para que todos estén informados, alineados y se sientan parte, evitando que la falta de comunicación afecte la productividad y la moral.

Tendencias del Trabajo Remoto en Uruguay

Ya vimos cómo estamos hoy, pero ¿hacia dónde va esta movida del trabajo remoto en nuestro país? Intentemos asomarnos al futuro y ver qué tendencias se perfilan.

El Modelo Híbrido se Consolida: la Flexibilidad es la Nueva Reina

Si hay algo que parece claro es que el futuro del trabajo para la mayoría no será ni 100% en la oficina ni 100% desde casa. Todo apunta a que el modelo híbrido es el que llegó para quedarse y se está consolidando como el gran preferido. Este esquema busca combinar lo mejor de ambos mundos: la flexibilidad, autonomía y ahorro de costos del trabajo remoto, con los beneficios de la interacción social, la colaboración espontánea y el fortalecimiento de la cultura empresarial que ofrece la presencialidad.

Incluso en el sector público uruguayo, la Oficina Nacional del Servicio Civil (ONSC) ve el modelo híbrido como el camino a seguir, aunque reconoce que el desafío está en encontrar el equilibrio adecuado según el tipo de tareas que realiza cada funcionario y sus circunstancias personales.

Tecnología que nos Potencia 

La tecnología seguirá siendo una aliada fundamental en esta transformación. Veremos avances continuos en:

  • Inteligencia Artificial y automatización: Estas herramientas seguirán evolucionando para ayudarnos a automatizar tareas repetitivas, analizar grandes volúmenes de datos para tomar mejores decisiones y, en general, a ser más eficientes.
  • Plataformas colaborativas: Las herramientas para comunicarnos, gestionar proyectos y compartir documentos (como, actualmente, Google Drive para trabajar en equipo a distancia) serán cada vez más sofisticadas e integradas.
  • Infraestructura digital: Uruguay tiene un sector tecnológico pujante y reconocido, que no solo es un gran adoptante del teletrabajo, sino que también es un motor de innovación en el desarrollo de soluciones para el trabajo remoto. Además, iniciativas gubernamentales como la agenda «Uruguay Digital 2025», impulsada por la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (AGESIC), buscan seguir mejorando la infraestructura y las capacidades digitales del país.

No obstante, es fundamental usar la tecnología «con cabeza». No se trata solo de tener las últimas herramientas, sino de elegir aquellas que realmente se adapten a las necesidades del equipo, que sean seguras y que no se conviertan en una fuente más de estrés o de invasión a la privacidad.

El Factor Humano será Clave

Por más avances tecnológicos que tengamos, el futuro del trabajo remoto en Uruguay dependerá, sobre todo, del factor humano. Las empresas y los líderes que entiendan esto estarán un paso adelante. Algunos aspectos esenciales serán:

  • Construir y mantener una cultura organizacional sólida a distancia: esto implica fomentar la confianza, la autonomía responsable, la comunicación transparente y, fundamentalmente, un fuerte sentido de pertenencia, aunque no nos veamos las caras todos los días.
  • Priorizar el bienestar y la salud mental: el riesgo de aislamiento, la dificultad para desconectar y el burnout son peligros reales del trabajo remoto. Las empresas deberán implementar políticas y programas que cuiden la salud integral de sus colaboradores. Conceptos como el «salario emocional» –que incluye aspectos no monetarios que contribuyen a la satisfacción y el bienestar– ganarán cada vez más relevancia, como lo demostró el estudio sobre el salario emocional en Antel.
  • Desarrollar un liderazgo empático y adaptado: los jefes y líderes de equipo necesitan nuevas habilidades para gestionar a distancia. Esto implica saber comunicar con claridad, delegar con confianza, motivar sin presionar, y enfocarse en los resultados y el bienestar de las personas, más que en el control horario.
  • Fomentar una conciliación real entre la vida laboral y personal: más allá de lo que dice la ley, se necesitan prácticas empresariales concretas que realmente apoyen a los trabajadores a encontrar un equilibrio saludable. Esto puede incluir desde horarios verdaderamente flexibles hasta apoyo para el cuidado de hijos o personas dependientes.

¿Hay Nuevas Políticas o Ajustes en el Horizonte del Trabajo Remoto en Uruguay en 2025?

La Ley 19.978 y su decreto reglamentario son relativamente nuevos, pero el mundo del trabajo cambia a una velocidad vertiginosa. ¿Podemos esperar nuevos ajustes o iniciativas en el corto o mediano plazo?

  • Desde el gobierno, AGESIC continúa trabajando en la agenda «Uruguay Digital 2025» y en estrategias nacionales de datos e inteligencia artificial, que indirectamente pueden tener un impacto en cómo y dónde trabajan los uruguayos (y quienes residen en el país).
  • La ONSC, por su parte, sigue de cerca la evolución del teletrabajo en el sector público, analizando los resultados de encuestas y experiencias para extraer lecciones aprendidas. Esto podría derivar en nuevas guías, recomendaciones o incluso ajustes normativos para los funcionarios públicos.
  • A nivel parlamentario y social, surgen debates más amplios que, aunque no son exclusivos del teletrabajo, se cruzan con la búsqueda de mayor bienestar y flexibilidad. 
  • Si miramos experiencias internacionales, vemos que el tema del teletrabajo sigue muy vivo y las normativas se van adaptando. Por ejemplo, en España se anuncian ajustes relacionados con el salario mínimo y el teletrabajo para 2025, y en Costa Rica se extendió un decreto de teletrabajo debido a una crisis vial. Estos ejemplos, aunque de otros países, nos muestran que la regulación del trabajo remoto es un tema dinámico.

El futuro del trabajo remoto e híbrido en Uruguay no dependerá de un solo factor. Será el resultado de un ecosistema complejo donde interactúen las políticas públicas de fomento a la digitalización y capacitación en nuevas competencias; una evolución de la cultura empresarial hacia modelos basados en la confianza, la autonomía y la medición por resultados; y una mayor conciencia y herramientas de autogestión por parte de los trabajadores.

Algunas Ideas Clave para Navegar el Mundo del Trabajo Remoto en Uruguay

Llegamos al final de este recorrido por el presente y el futuro del trabajo remoto en Uruguay. Como vimos, ¡el tema es amplio y tiene muchas aristas!

Si tuviéramos que resumir algunas ideas clave para que te lleves, serían estas:

  • Para el trabajador: la gran conquista es la flexibilidad, pero el gran desafío es el equilibrio. La clave es aprovechar las ventajas de organizar los tiempos, pero ser firmes en poner límites para desconectar de verdad y cuidar la salud física y mental. Conocer los derechos que otorga la Ley 19.978 y su decreto reglamentario es el primer paso para hacerlos valer. 
  • Para las empresas, grandes o chicas, y para los emprendedores que están armando sus equipos: el trabajo remoto y los modelos híbridos son una oportunidad gigante para atraer talento diverso (¡de cualquier parte!), para optimizar costos y para modernizar la forma de operar. Pero, por otra parte, requiere un cambio cultural profundo: construir confianza, liderar por objetivos y resultados, invertir en comunicación y, sobre todo, no descuidar la conexión humana y la seguridad de la información y de las personas.

El futuro del trabajo remoto en Uruguay es, sin dudas, prometedor. La tecnología nos va a seguir dando herramientas cada vez más potentes, pero lo que realmente va a marcar la diferencia entre las empresas que tengan éxito en esta nueva era y las que no, va a ser su capacidad de adaptación cultural y su foco genuino en el bienestar y desarrollo de las personas.

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